Con el objetivo de evitar las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente amoníaco y compuestos orgánicos volátiles, podemos realizar una acidificación de los purines. Con esto fijamos el nitrógeno amoniacal y de esta forma evitamos en parte su volatilización.

Los estudios realizados lanzan las siguientes conclusiones:

• La acidificación de los purines reduce las emisiones de amoníaco en granja, instalaciones de almacenamiento y en la aplicación en el suelo.
• El ajuste frecuente del pH de los purines en las granjas de cerdos reduce la volatilización de amoníaco en un 70%.
• Las pérdidas de amoníaco durante el almacenamiento de purines se reducen alrededor de un 50% respecto al purín almacenado sin tratar con una corteza natural.
• La acidificación de los purines reduce la volatilización del amoníaco durante y después de su aplicación en el campo.
• Durante la acidificación se incrementan los niveles de CO2 y H2S, pero disminuyen durante el almacenamiento, por lo que no existen diferencias significativas si se tiene en cuenta el proceso completo.
• Diferentes estudios muestran una disminución de la producción de metano entre el 67 y 90% (Font MAGRAMA)